Había sido un tonto, realmente tonto. ¿Como
podía haberme largado así? Vale que habíamos tenido una discusión, pero agarrar el coche y largarme así... parecía muy infantil. Debería llamarla y pedirle disculpas. Aunque, teniendo en cuenta lo bien que se estaba aquí debería decirle que viniera conmigo. Unas vacaciones, eso era lo que nosotros
necesitabamos.
Me apoye en la barandilla de piedra y mire a lo lejos. El Castillo de San
Sebastián recibía estoico el golpeteo constante de las olas al romper. Cogí el móvil y marqué el número con un brillo de esperanza en mis ojos.
No había pensado en qué podría decirle, pero las palabras fluyeron solas firmes y seguras como si llevaran toda la vida esperando a ser dichas:
- Hola
Aghata, soy Alejandro. Siento mucho la bronca que hemos tenido esta mañana y también siento haberme largado de esta manera. Solo quería decirte que me da igual todo. No pienso volver a tu casa. No quiero seguir contigo. Puedes quedarte con todas mis cosas, o tirarlas si no las quieres. No vuelvas a llamarme más.
1 comentario:
El Castillo de San Sebastián en Cádiz, que bonito :D
Espero la continuación.
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