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jueves, 29 de mayo de 2008

La Cruz del Mar 4

Abro los ojos y compruebo que ya ha amanecido. Miro el reloj y son las 9.15, aún es pronto. Me doy la vuelta e intento dormir un poco más, al fin y al cabo, estamos de vacaciones, no hay porque madrugar.

A los 5 minutos compruebo que no voy a seguir durmiendo porque ya estoy despierta del todo. Lo mejor es empezar el día cuanto antes. Miro a mi lado y C duerme placidamente en la cama y S en su cuna. Las vacaciones sientan de maravilla a cualquiera.

Sin hacer ruido me levanto y voy a la terraza, hace una mañana esplendida, llena de sol y lo mejor: la marea esta bajisima.

Rápidamente me meto en la ducha y mentalmente voy pensando mis próximos pasos: ir a la churreria del faro a por unos churritos para desayunar.

El paseo hasta la churreria es lo mejor, caminando despacito veo como el pueblo vuelve a la vida, como los turistas se empiezan a desperezar y los comerciantes comienzan a abrir sus negocios.

Cuando llego a la churreria tengo que esperar un poco de cola. Mejor, porque no se cómo se piden los churros ¿por peso? ¿por unidades? ¿por precio? Siempre se me olvida. Veo que la persona que va delante de mi pide "2 euros" y le dan un buen paquete, así que decido pedir yo lo mismo.

!Mmmmmm estan calentitos y riquisimos! Vuelvo al apartamento deprisa para que no se enfrien, y deseando despertar al personal para comenzar un nuevo día. Estamos de vacaciones y hay que aprovechar cada momento!

Preparo el desayuno en la terraza y cuando se levantan está todo listo. Luego cogemos todas las cosas para ir a la playa!!

Como dije anteriormente, la sensación de entrar al agua por la mañana, con la marea baja es única y totalmente diferente.

Hay que tomarselo con calma. Se nota que me voy haciendo mayor, porque siendo niña no me importaba la temperatura del agua ni si había comido hacía poco. Pero ahora ya soy un poco más cuidadosa con esas cosas. Despacio, me quito la camiseta y me quedo sólo con el bañador. Caminamos lentamente, saboreando la arena con la planta de los pies ¿Eso se puede hacer?

En una mano llevo una pelota y con la otra agarro a S que si por ella fuera se iria comiendo todas las conchas que encuentra. Casi sin darse cuenta descubre el mar. Lo ve a lo lejos y le resulta raro porque la tarde anterior el agua estaba mas cerca. De repente echa a correr y tengo que ir detrás de ella para que no se separe demasiado.

Sin miedos ni preocupaciones se mete en el agua y la primera ola, que a mi no me llega ni a las rodillas, a ella casi le llega a la cara. Se queda parada, como asustada, parece que va a echar a llorar, el agua esta realmente fria. Y empieza a reir. Y da otro paso más y otra ola le da en la cara. Y sigue riendo y avanzando, hasta que nota que ya no puede seguir porque le cubre demasiado y reclama mis brazos.

Yo la cojo y entro despacito. Hasta llegar a la cintura sin problemas, pero a la altura del ombligo el agua fría es otra cosa. Noto con los pies las onditas que deja el agua en la arena y me fijo cuidadosamente en el fondo, esta completamente transparente y se ven todas las piedrecitas y las conchas. Busco algun pez, pero me he quitado las gafas y no veo tres en un burro. Asi que me decido a seguir ya que S me esta tirando del brazo para que la sumerja.

El agua nos encanta a las dos, es una sensacion única. S aún no nada nada (jeje) pero el agua no le asusta y le gusta mucho estar flotando. Después llega C que se ha metido en el agua de golpe y antes de ponernos a jugar con la pelota le paso a S y yo buceo.

Y ese es mi verdadero saludo al mar, con el agua tan clarita abro los ojos en el fondo y ahí me da lo mismo llevar gafas que no. Veo el mar en primera linea y el fondo y cojo arena y sigo avanzando hasta que me quedo sin aire. Entonces apoyo los pies en el suelo y tomo impulso, y descubro que estaba un poco más profunda de lo que yo pensaba pero rapidamente salgo a la superficie y tomo una bocanada de aire, para después volver a sumergirme y bucear camino de vuelta.

Ahora sí podemos ponernos a jugar.

El Sol va subiendo poco a poco y con él la marea. Se nota que las olas poco a poco cada vez son más fuertes y notamos que nuestra toalla esta más cerca de la orilla. Salimos y la colocamos un poco más atras. Y ya que estamos cogemos dinero y vamos a un chiringuito.

El chiringuito de toda la vida es el de Los Manolos, la verdad es que tomarse algo es caro porque el aperitivo va a parte y a lo tonto te puede salir 1 euro la bebida y 1,50 o 2 la tapa. Pero estamos de vacaciones y la visita al chiringuito es imprescindible.

Yo pido una pavia, es un trozo de merluza o bacalao rebozado con un rebozado especial que sólo saben hacer en Andalucia. Esta buenisimo, aunque, para no variar, sabe a arena.... S se come casi toda mi tapa, asi que pedimos otra para volver a compartirla.

Dejamos que pase la mañana y sobre la 13.30 subimos a casa para comer y echarnos la siesta. Y por la tarde otra vez a la playa y por la noche otra vez a cenar y a tomar unos moscateles....
Es lo que tiene, estamos de vacaciones...

lunes, 26 de mayo de 2008

La Cruz del Mar 3

En la ducha, el agua golpea la piel y aunque ha sido poco tiempo te recuerda que mañana has de ponerte más crema. La piel pica un poco pero te alegras porque estas deseando ponerte morena.

Antes de que el agua de la ducha te moje por completo es inebitable chuparte un poco el brazo para comprobar si sabes a sal. Después dejas que el agua de la ducha te envuelva y te das prisa para volver de nuevo a la calle.

Cuando estamos listos y volvemos a la calle el aire azota nuestras caras y te recuerda que en el paseo marítimo hay que llevar una rebequita pues hace fresquito. Caminamos lentamente, desde el apartamento que esta al lado del Piccoco, por el paseo marítimo hasta el Santuario. Bueno, quizá nos metamos antes por la calle de los eucaliptos, donde esta el monumento a la Luz.

Damos un pequeño paseo antes de elegir el sitio para cenar. Al principio despacio, disfrutando, pero al cabo de un rato el hambre se hace notar y buscamos un restaurante. Nos decidimos por la cooperativa. Es un lugar muy curioso. Es la Cooperativa Catolico Agricola donde comercializan el vino moscatel de la zona y donde se puede cenar también.

Este año, a parte del mostrador donde puedes elegir entre diferentes aliños y fritos, (que hambrreeeeee!) tambien han puesto una parrilla en el patio exterior. Tienen diferentes carnes y pescados gordos, como los llamo yo. Eliges lo que quieres, te lo hacen vuelta y vuelta y a zampar.

Los pescados son excelentes, casi nunca los conozco porque son de la zona y no se suelen ver demasiado por las pescaderias madrileñas. Son unos pescados grandecitos, para compartir, y los hacen a la parrilla y luego los acompañan con un poco de aliño como guarnición. Estan buenisimos.

Despues de cenar nos dirigimos hacia la calle comercial de Chipiona, la calle Isaac Peral, familiarmente conocida como la calle de las Sierpes por su parecido comercial con la famosa calle sevillana.

Hay decenas de puestos y tiendas donde puedes comprar de todo. Desde cosas para la playa, revistas, periodicos, pan y hasta loteria de navidad.

El paseo es lento, miranto todos los puestos y todas las cosas que venden. Y llega un momento en el que dejas de sentir el calorcillo humano, ese calor caracteristico cuando estas en una calle estrecha con mucha gente. Y de repente sientes un aire fresquito. Y luego otro. Y después te autoabrazas porque sientes que la manga corta se queda corta y como por arte de magia toda la geste se dispersa y la ves. La Cruz esta iluminada y hace un contraste genial con la oscuridad del fondo. Las banderas que la rodean vuelan violentamente y ya has dejado de sentir frío porque estas ahí, con ella, con la Cruz del Mar. Y piensas que aunque pasen los años, siempre sientes lo mismo cuando vuelves a estar allí.

En cualquiera de los dos bares que hay se pueden pedir unos blanquitos para llevar (moscatel blanco en vasito de plástico) y en el mismo quiosco de siempre con forma de barca compras unos altramuses, y piensas que la próxima vez pedirás unos camarones o un poco de mojama o unas chufas. Y te sientas en uno de los bancos de piedra que rodean la cruz y te tomas tan ricamente el vinito y los altramuses. El viento golpea la cara al igual que golpea las banderas y observas el infinito, sabiendo que no es tan infinito, que ahí en frente, esta el coto Doñana pero ahora no se ve. Si te fijas con atención empezarás a ver decenas de luces blancas, son las luces de las barcas de pescadores que están faenando durante la noche.

Cuando el aire te dice que ya es hora de seguir caminando giramos a la izquierda por la Cruz del Mar, por donde esta el Castillito y nos quedamos mirando la pared en busca de las salamandras que como siempre estan ahi.

Y pasamos al Castillito a tomar otro moscatel. Esta taberna es una de las más antiguas de Chipiona. Es la típica taberna de pescadores y marineros del siglo pasado. Y está exactamente igual que como la recuerdo hace 30 años. Supongo que seguira estado igual que hace muchos años más.

Dentro huele a vino y las paredes están rodeadas de carteles taurinos y cubas de vino. El mostrador es una hilera de cuatro toneles con una encimera y ya está. Pedimos unos blanquitos y nos sentamos a tomarlos con una animada charla. Cogemos calorcillo y a mi personalmente se me suben los colores, que aunque el moscatel no tenga mucho alcohol yo lo noto enseguida.

Al cabo del rato continuamos y volvemos a la Cooperativa. Alli nos sentamos en la parte opuesta a donde hemos cenado. Es una especie de patio andaluz cuyo suelo es como la arena de las plazas de toros. Está lleno de sillas de tijera de madera y todo el mundo toma animados sus moscateles.

Me acerco al mostrador y pido dos blancos. Pago un euro. Aquí son más baratos y está máas calentito el ambiente al no estar al lado del mar. Tiene un aura especial todo el sitio. Pedimos otra ronda e incluso otra más. Con eso de que aquí son más baratos siempre terminamos con 3 o 4....

Y cuando la noche va tocando a su fin es hora de volver dignamente a casa, que hoy es sólo el primer día y mañana espera más.

Me meto en la cama y dejo la ventana abierta. Intento que todo quede en silenico y poder escuchar las olas del mar. Me acurruco en la cama y deseo que mañana por la mañana la marea este baja. Me duermo con la misma ilusión que los niños la noche de Reyes. Aunque no dormiré del tirón, y cada vez que me despierte me asomaré a la ventana y observaré el mar, iluminado artificialmente de madrugada, y aunque no lleve las gafas puestas y no vea 3 en un burro comprobaré que esta igual de magnifico que siempre.

martes, 20 de mayo de 2008

La Cruz del Mar 2


Después de una fantástica comida y un heladito es hora de volver al apartamento y ponerlo todo en orden ¿Poner orden? ¡Que estamos de vacaciones! Eso quiere decir que nos cambiamos volando, nos ponemos el bikini y cogiendo simplemente la toalla nos vajamos a la playa.

Para esos momentos la marea estará empezando a bajar.

No sé que prefiero, la verdad. Los dos momentos me parecen únicos. ¿Marea alta o marea baja?
Me encanta la marea alta a medio día, cuando más calienta el sol. Cuando ya estas animado y te lanzas contra las olas que llegan más grandes que nunca, cuando el mar te da un rebolcon y te deja patas arriba, cuando no puedes parar de reir y el agua salada se mete en la boca y toses y piensas que debes controlarte porque aunque no lo parezca el mar tiene sus peligros. Y me encanta la marea baja, bajisima por la mañana temprano, cuando aun hay poca gente en la playa y se diria que hace hasta frio. El agua esta helada y es completamente transparente. Si entras despacio y con cuidado podrás ver pececillos revoloteando entre tus pies.

Pero ahora estabamos por la tarde. Al bajar a la playa es inconfundible, entre el sonido de la gente, la voz, la misma voz de hace 30 años, la voz que año tras año a esta hora de la tarde recorre la playa gritando "oiga pasteleeeees". Es algo maravilloso. Es un señor que tiene una pasteleria y en verano recorre la playa por la tarde con un ayudante y un carro lleno de pasteles, pasteles que saben a arena pero que estan buenisimos. Y aunque nosotros acabamos de comer es tradicion familiar zamparse un pastel.

La marea empieza a bajar y despues del pastel decidimos darnos un chapuzon. El agua esta caliente pero ya se va notando fresquita. No tiene tanta fuerza pero aun asi las olas tienen energia.

Según va pasando el tiempo el sol empieza a decaer. El mejor momento es al anochecer, el agua es la misma de siempre, pero al haber menos luz se vuelve negra y no se distingue nada. Una sensación de inseguridad nos inuda a todos ¿Habra en el agua alguna criatura digna de peli de terror? Sientes que algo roza tu pierna y te echas a temblar. Son las corrientes de agua y se nota la diferencia de temperatura de un lugar a otro.

Al fin, el sol se ha ido y es momento de volver a casa, darse una ducha y cambiarse de ropa para ir a cenar. ¿Donde quieres cenar la primera noche? Es una pregunta trampa. ¿Donde quiero cenar hoy? ¡En cualquier sitio! ¡Estamos de vacaciones!

La Cruz del Mar


La Cruz del Mar esta en un balcón que mira directamente la desembocadura del Guadalquivir. Cuando la marea está baja se pueden ver las playas de Matalascañas y el Coto de Donaña. Cuando la marea está alta las olas chocan contra la barandilla de la Cruz y la playa del mismo nombre desaparece en esa parte.

La Cruz del Mar es un monumento emblemático, pero sin lugar a dudas lo que más me maravilla de Chipiona es su faro.

El más alto de España con 344 escalones y 70 metros de altura también es uno de los más altos de Europa. Desde arriba se puede observar la Bahía de Cádiz a un lado y la desembocadura del Guadalquivir en Sanlúcar de Barrameda y el Coto de Doñana a otro lado. Pero también se observa el infinito. El inmenso Oceano Atlántico. ¿Qué pensarían Cristobal Colón y su tripulación cuando se embarcaron 500 años atras a la aventura de dar la vuelta al mundo? ¿Qué pensarían al estar rodeados de océano por todas partes sin estar seguros de que lo que hacían no los llevaría a una muerte certera?

Como decía, el Faro de Chipiona es lo que más me maravilla del pueblo.

Ya con 8 mesecitos de edad visité por primera vez Chipiona. La tradición familiar ha marcado que las vacaciones estivales las disfrutemos allí, durante la primera quincena de septiembre.
Ahora tengo 30 años y sigo yendo allí de vacaciones.

Una sensación de ansiedad y a la vez tranquilidad invade mi cuerpo cada vez que llegamos y por fin, leo el cartel de "Bienvenidos a Chipiona". Tranquilidad por haber llegado después de un viaje largo. Y ansiedad porque no llega la hora de acercarme al Faro y volver a ver el mar.

Me gusta llegar a Chipiona a medio día, que el Sol este en lo más alto y la marea este alta. La playa está llena de gente, como siempre, y las olas enormes rompen en la playa. Primero miro de frente y veo el horizonte, despues miro a la izquierda y veo el Santuario de la Virgen de Regla.
Me apoyo en el muro que separa el paseo maritimo de la playa, y respiro despacio, como abrazando a la ciudad, como diciendome a mi misma, que por fin, estoy de nuevo aquí. Este pequeño ritual lo repetiré con ligeras variaciones cuando me meta en la playa.
Despues de haber saludado al Faro, la playa y el Santuario, es momento de volver a la vida y comenzar a disfrutar de las ansiadas vacaciones. Lo primero dejar las cosas en el apartamento y volver corriendo a la calle, porque.... después de haber viajado toda la mañana y no parar casi nada para llegar lo antes posible... ¡tenemos hambre!

La primera visita gastronómica imprescindible es el bar "El Aleman". No forma parte de la gastronomía tipica andaluza, que va! Pero si forma parte de la gastronomia tipica familiar. En este bar se puede degustar un fabuloso y enorme pollo frito, jejejejeje... si, como habeis leido, el plato fuerte del bar es pollo frito....

La verdad es que dos personas hemos llegado a comer solamente un cuarto de pollo y poco más, es una cantidad bastante grande la que ponen por un precio muy economico.

Y después de comer es imprescindible cruzar la calle y tomarse un helado en La Ibense....

Promesas

Bueno, despues de tanto tiempo de sequia mis lectoras se merecen un algo que leer....

La verdad es que la euforia del principio ha decaido y ya no escribo tanto como al principio.

Y eso que mientras escribia el relato que publique en el blog hace unos dias no paraban de ocurrirseme temas sobre los que escribir cuando lo terminara, pero ahora que ha llegado el momento, nada.
Todo se esfumó.

De lo unico que he sido capaz de escribir ha sido del madrí. Pues si que estamos bien. Anda que ya me vale, pa una cosa que escribo y es sobre eso... menos mal que al menos, hice una mencion especial a mis queridas lectoras.

Pues nada, desde aqui les vuelvo a dedicar estas lineas y a prometerlas que escribire un poquito mas amenudo.

Besitos!

jueves, 8 de mayo de 2008

El madrí

Bueno, ahora que ya he acabado mi relato marino puedo decicar mis entradas a otros menesteres... Y en honor a mi vecino el gritón dedicaré esta entrada a ese magnifico equipo de fumbol que es el Madrí o como dice mi padre el Madris.....

En fin, bueno, pues, nada, que ha ganado otra liga y ayer, además, le ganó un partido de liga al Barcelona. Así que todos están tan felices y tan contentos porque, encima, está lloviendo.

Bueno, mis más sinceras enhorabuenas al madri y a todos sus seguidores que, aunque yo sea del Atleti, lo cortés no quita lo valiente y si han ganado pues han ganado, y no me puedo quejar, que el Atleti a este paso se mete en champiñons....

Ahora que he felicitado al madris solo me queda felicitar y agradecer a mis fans (solo son 2 pero son unas campeonas (y yo una pelota porque se que me van a leer)) bueno, decía que quiero agradecer a mis fans el seguimiento que han tenido de mi relato en entregas que por cierto, he titulado "Un mensaje en una botella". No os preocupeís que pronto volverá la inspiración y tendreís más cuentos....

Quizá algún día publique mis cuentos cortos que caben en una entrada cada uno....

Y sin más preambulos o como se escriba pues hasta luego lucas...

¡besitos!
almudena..

martes, 6 de mayo de 2008

nueve


Tardó bastante en reaccionar hasta que por fin dijo un "hola" casi inaudible. Su padre continuó inmóvil hasta que por fin preguntó qué hacía allí. Ella no fue capaz de decir nada pero le acercó el mensaje de la botella que llevaba en la mano. Su padre dudó unos instantes y se acercó despacio mirando a los lados como para comprobar que nadie lo veía. Cogió el mensaje rozando su mano y ella no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas.

Leyó el mensaje despacio y se quedó un tiempo mirándolo. Con la cabeza agachada y casi sin fuerzas abrió la puerta del jardín y permitió que pasara. Después levanto la cabeza y volvieron a mirarse a los ojos.

"Esto está escrito hace muchos años", le dijo. "Él ya no..."

Sintió que llegaba tarde, que tuvo la oportunidad de salvar a su hermano, pero que de nuevo lo había abandonado a su suerte. Lo recordó tirado en la orilla, arrastrado por las olas que lo expulsaron del mar.

Y de repente lo vio, sentado en una silla de ruedas, acercándose extrañado y confundido a una chica que lloraba junto a su padre. Lo vio tratando de averiguar si podría ser realmente su hermana. Lo vio sin escuchar como su padre terminaba la frase "... puede caminar"

Se miraron durante mucho tiempo hasta que por fin él pudo preguntar "¿Eva?" Y ella, sin poder creerlo, le contesto "¿Ángel?". Se fundieron en un abrazo sincero, aliviado, eterno.

Y su madre, que obeservaba desde la ventana, supo que había llegado el momento de que la familia volviera a estar unida.

lunes, 5 de mayo de 2008

ocho

Después de meditar un tiempo se levantó y preparó una mochila con algo de ropa. Se subió en su coche y recorrió los 93 kilómetros que le separaban de casa de sus padres.

Dudó mucho si debía o no debía ir. Al fin y al cabo aquel mensaje estaba escrito hacia 6 años y en ese tiempo pudieron suceder muchas cosas, pero al menos debía intentarlo. No tenía ni idea de qué era lo que debía decir, ni que harían cuando la vieran. Quizá todo fuera un error y su viaje volviera a abrir viejas heridas. Pero se lo debía a su hermano. Su hermano le pedía al Dios del Mar que le devolviera a la hermana que una vez le arrebató. Y si eso no fuera posible, le pedía que al menos le permitiera reunirse con ella.

Esperaba no llegar demasiado tarde, pues el contenido del mensaje le asustaba. ¿Y si su hermano hubiera intentado...?

Cuando quiso darse cuenta ya había llegado. Aparcó delante de la casa y se asomó al jardín antes de entrar. Se estremeció al ver la vieja bici de su hermano en el garaje, su deterioro indicaba que no había sido usada en mucho tiempo.

De pronto escuchó una voz que reconoció enseguida y su corazón latió más fuerte que nunca. Sus ojos se cruzaron y los dos se quedaron paralizados.