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jueves, 2 de octubre de 2008

El día que aprendía a pronunciar la “R”, al módico precio de una humillación pública...

Hola Amiguitos,

Hoy voy a contaros una triste historia con final feliz: el día que aprendí a pronunciar la “R” al módico precio de una humillación pública.

Lo primero será situarnos geográfica y temporalmente. Estaba yo en 4 de EGB, no sé cuántos años se tienen en esa época pero pocos, yo era sólo una niña... y estábamos en clase. Mi cole era el típico cole que había, y que sigue habiendo algunos, en los bajos de los edificios, era un colegio subvencionado o concertado o algo de eso. Bueno, en sus tiempos mozos era privado pero luego ya no había que pagar. Ya en aquellas épocas (sin inmigrantes ni ná) había pocas plazas en los colegios públicos, así que había que apañárselas...

El caso es que en mi cole éramos 30 niños por clase y teníamos la misma profa pa tó. Pa rezar 15 minutos al principio y al final de la clase, para matemáticas, pa lengua y pa tó. Además mi profa, Pilar, se llamaba ella, era muy... bueno, muy asquerosa en una palabra. Porque la tía siempre decía que no había que premiar a los niños por estudiar ni nada, que no había que incentivar así y ella a los pelotas de la clase siempre les estaba comprando chucherías y demás. Y además tenia un sistema para sentarse en clase que consistía en que los que siempre sabían la lección estaban delante y los que no detrás, si un día tú acertabas y el de delante fallaba había un cambio de sitio... era una especie de ranking... con lo cual había bastante pique entre unos y otros.....

Bueno, en ese escenario me encontraba yo cuando un día me tocó leer un párrafo del libro de Soci en el que se hablaba de los diferentes países, los climas de la tiega y los... “¿Cómo? ¿Repite lo que acabas de leer?” Me dijo en un tono muy serio la señorita, “...los países, los climas de la tiega y...” ¿¡Qué has dicho!? Me dijo ya bastante alterada. He de decir que mi autoestima y mi volumen de habla era inversamente proporcional al suyo y cuanto más alto hablaba ella más me acojonaba yo.....

Ya conseguí saber que se estaba escandalizando por mi pronunciación de la palabra “tiega” y entonces se me ocurrió decir: “Es que no puedo pronunciar la “egge””. Mi profa, en lugar de comprenderme, puso el grito en el cielo “¡Cómo que no puedes pronunciarla! ¡A ver! ¡Repítelo! Tierrrrrrrra”... yo tragué saliva y con un hilo de voz dije “tiegga”...

Bueno, os ahorraré 3 horas de dialogo de besugos tipo:

- ¡Que digas tierrrrrrrrrrrrra!

- Tiegga

El caso es que mi profa tuvo muy poca delicadeza conmigo. A mí en realidad nadie me había enseñado a decir la R y realmente no tenia ningún problema físico que me impidiera pronunciarla, sino simplemente que nadie me había enseñado. Yo era una niña muy tímida y muy retraída y eso de que toda la clase estuviera pendiente de sí decía o no decía la R fue demasiado para mí. Me eche a llorar y ya era incapaz de decir nada. Mi profa estaba pensando que me estaba burlando de ella (no se qué le haría pensar eso) y el resto de la clase se reían a carcajada limpia de mí.

A mi profa solo le falto pegarme un bofetón, menos mal que a una de estas yo no sé por qué, sería desesperación, casualidad o yo que sé, puse la lengua donde hay que ponerla y al final conseguí emitir el sonido R.

Entonces a mi profa no se le ocurrió otra cosa que decir que ella tenia razón, que yo era una tonta, que no la hacia caso y que me quería reír de ella, pues anda, a ver si me creía yo que no iba a aprender. Con sangre si era necesario... en fin... que os voy a contar.....

Me tiré el resto de la clase llorando y con la mitad de mis compañeros compadeciéndose de mí y la otra mitad riéndose y burlándose. Tuvieron tema de conversación hasta el final del curso...

Lo bueno es que aprendí a pronunciar la R, pero yo creo que había otros métodos que no tuvieran que recurrir a la humillación pública, no? Porque entre otras cosas no recuerdo que mi profa me “enseñara” a pronunciar la R, sino más bien recuerdo que me “obligara” a pronunciarla... claro, si no me enseñas es un poco difícil que lo consiga......

En fin, que yo me fui a mi casa cabizbaja y sin decir una palabra a mis padres, no fuera que encima me ganara la torta que no me había dado mi profa.... jeje... ahora hubiera ido corriendo a decírselo y mis padres hubieran denunciado a la profa....

En fin... que como dice Carlos Goñi en una de sus canciones (“Odio”): “No soporto a los que dicen la letra con sangre entra, con la sangre yo no pienso negociar”.

1 comentario:

Miriam dijo...

Joo, pues vaya!!! Menuda profe más....retorcida,egocentrica, perversa y asquerosa tenías!!!

Yo la verdad es que si que se lo hubiera dicho a mis padres, porque las cosas como son yo de pequeña era un tanto quejica y chivata y aunque solo hubiera sido para quejarme y dar un poco por saco lo hubiera soltado todo...

Pero bueno yo cre que más o menos todos en la infancia hemos tenido alguna profesora o profesor que nos hizo la vida un poco imposible y que le guardamos un reencor asombroso y es que no todo el mundo vale para saber tratar con crios y educarlos pero bueno parece que en algunos de los casos siempre titará más un buen sueldo con vacaciones escolares que la propia vocación ...

besitos
miriam