Los dos eran unos niños. No comprendían la peligrosidad de las olas ni las rocas. Nadaban bastante bien y siempre confiaban en que nada malo podría sucederles. Hasta que en un descuido quedaron atrapados por la marea en el interior de una cueva que estaban explorando. La solución sencilla hubiera sido esperar dentro de la cueva a que bajara de nuevo la marea y salir nadando tal como entraron. Pero el miedo a la oscuridad y la soledad de la cueva, junto con el miedo a las represalias de su madre por llegar tarde hicieron que ella obligara a su hermano a salir buceando, aun sabiendo que él, 3 años menor que ella, no estaba preparado para bucear un tramo tan largo como aquel.
Ella alcanzó sin problemas la superficie pero su hermano no pudo terminar de cruzar. Fue la marea quien lo arrastró inconsciente hasta la orilla. Se sumió en un coma profundo. Los médicos fueron pesimistas después del tiempo que estuvo sin oxigeno.
Al día siguiente de cumplir los 18 años, ella se fue de casa dejando una nota para que no la buscaran, aunque era lo que estaba deseando. Pero su familia nunca denunció su desaparición. No pudo aguantar la presión a que la sometieron sus padres, culpándola siempre y haciéndola responsable de la situación de su hermano.
Lo que nunca supo es que 4 años más tarde su hermano salió del coma en el que estuvo sumido...
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