seis

A pesar de haber huido de su casa, nunca se alejó demasiadó. Siempre estuvo a una distancia prudente. Y gracias a su tesón y esfuerzo empezó a trabajar aquí y allá, haciendo pequeñas cosas que le permitieron sobrevivir hasta conseguir estabilidad. Encontró un trabajo que le permitió comprarse una casa.

Cuando la vio no pudo evitar adquirirla. Aquella casa era una mezcla de melancolía y supervivencia. Allí, en lo alto del acantilado aguantaba las embestidas del viento cuando la marea subía, y el azote de la lluvia en la época de temporales. Una casa que podría desbordar alegría sino fuera por la soledad en la que se encontraba. Aunque no estaba lejos de la civilización, costaba bastante acceder a ella, pues la carretera que había estaba ya en desuso y sólo conducía hasta su casa. Nadie pasaba por allí a menos que fuera por error.

Así fueron pasando los años sin noticias de su familia hasta que encontró la botella...