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jueves, 7 de agosto de 2008

Soñar – Nueve

Jimena tomó el zumo de naranja y bebió un buen trago. Sentía la mirada de Nacho y no sabía qué decir ni qué hacer. No sabía hasta dónde habría llegado la noche anterior. Siguió desayunando sin mucho apetito mientras notaba la mirada de él sobre ella. Cuando acabó miró a Nacho y él tranquilamente dijo:

- ¿Vamos a recoger nuestras habitaciones?

- Sí – Contestó Jimena – Aunque realmente no hay mucho que recoger.

Subieron en el ascensor en silencio. Jimena pensó que lo mejor sería no volver a mencionar la noche anterior. Pero se sentía tan frustrada, primero por no haber conseguido su objetivo y después por no saber exáctamente qué había ocurrido y en qué había fallado.

Se acomodaron en sus asientos en la cabina del avión. Como habían cogido los billetes a última hora no tenían los tres asientos juntos. La casualidad quiso que los sitios de Jimena y Nacho fueran los únicos que estaban juntos y el de Silvia estaba 4 filas más atrás. El vuelo apenas duraba 50 minutos, pero tendrían tiempo de hablar de varios temas, aunque tal y como se habían comportado durante el desayuno era probable que ninguno de los dos dijera nada.

Cuando despegaron Nacho miró por la ventana. A Jimena le entusiasmaba volar y observar todo lo que pudiera por la ventana pero en esta ocasión no iba ella en ese puesto asi que se aproximó lo que pudo para intentar ver algo pero sin llegar a tocar a Nacho. Él se dio cuenta de la situación lo que propició que rompieran el hielo y empezaran a hablar pues él le ofreció un cambio de asiento y a apartir de ahí comenzaron a hablar de temas triviales hasta que en un momento ella se llevó la mano a la cabeza porque seguía doliendole y el le preguntó que tal lo llevaba.

- Debí beber bastante anoche – Dijo sin darse cuenta de que estaba sacando el tema del que no queria hablar.

- Estabas muy divertida – Contestó Nacho de forma informal, para quitarle hierro al asunto.

- No recuerdo nada ayer desde que Silvia se fue a dormir – Mintió pues recordaba alguna cosa más pero prefirió ser prudente para que Nacho no supiera que iba lanzada.

- ¿En serio? ¡Con lo bonito que fue todo y no recuerdas nada? – Preguntó Nacho en tono extrañado.

- ¿Qué dices? ¿Qué ocurrió? – Preguntó sobresaltada Jimena, ¿Habria ocurrido algo de verdad y ella no se acordaba de nada?

- Jajaja – Rió Nacho, evidentemente le había tomado el pelo – Es broma, Jimena, no ocurrió nada, simplemente te llevé a tu habitación y te dejé en la cama. Habías bebido bastante y te dormiste casi al instante.

Jimena se quedó pensativa, tranquila al saber que nada había ocurrido entre ambos.

- ¿Quieres mucho a Mario, verdad? – Preguntó Nacho de repente, como si fuese una pregunta que quiesiera haber formulado antes.

- ¿Cómo? - La pregunta la sorprendió.

- Nada, no me hagas caso – Nacho agachó la cabeza y después la volvió hacía la ventanilla - ¿Cómo no le vas a querer? Es tu novio ... – Dijo casi en un susurro en un tono de voz que sonó melancólico.

Jimena lo observó pero no dijo nada. Se quedó pensando la pregunta de Nacho ¿Quería a Mario? Le extrañó que él le hiciera ese tipo de pregunta, pero meditó sobre su respuesta. Se alegró de que la conversación hubiera acabado pues no sabía que contestar. Si al menos Mario estuviera en España sabría cómo reaccionaría al verle, qué sentiría. Todo sería mucho más fácil si él estuviera con ella, si nunca se hubiera ido.

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