Datos personales

Mi foto
Madrid, Madrid, Spain

jueves, 7 de agosto de 2008

Soñar – Once

- No se como decirte esto, Jimena – Comenzó Nacho bastante intranquilo – Siempre pensé que lo mejor era no decirte nada, siempre pensé que lo mejor era dejarlo pasar, dejarlo correr, que algún día yo – Nacho levantó la mirada y fijó su vista en los ojos de Jimena – dejaría de quererte.

Jimena se quedó muda, no esperaba una confesión tan directa, nunca pensó que Nacho pudiera sentir algo por ella.

- Sé que es una tontería decírtelo ahora pero después de lo de ayer, yo pensé que tú querrías algo conmigo pero cuando me llamaste Mario supe que no tenía nada que hacer...

- ¿Qué te llamé qué? – preguntó sorprendida Jimena.

- Bueno, quizá tu no te acuerdes, habías bebido y… – Nacho dudó si continuar hablando – Vaya, todo esto ha sido una tontería nunca debí haber venido – Dijo levantándose de la silla.

- No, Nacho, espera – Jimena también se levantó y se situó delante de él.

No sabía como reaccionar. Lo cierto era que el regreso de Mario parecía que iba a poner un poco de cordura en su vida, pero estaba totalmente confundida y ahora que Nacho había tomado la iniciativa de hablar, quería llegar hasta el final.

- Nacho, yo – Jimena no sabía como empezar – Yo quería pedirte disculpas. El otro día no me porte bien...

- Tú no tienes nada por lo que disculparte, Jimena. Soy yo quien no debería haber dicho nada. Tú quieres a Mario, es tu novio. Él ha vuelto por ti, porque quiere estar contigo...

- Bueno, él ha vuelto por problemas con su empresa…

- Por lo que sea – Cortó Nacho – Él está aquí. Y yo no soy nada para ti. – Respiró tranquilo un momento antes de continuar – ¿Sabes? Yo siempre te he amado, pero estabas saliendo con Mario y no quería interponerme entre vosotros, además, siempre pensé que no sentías nada por mí. Pero ayer, ayer fue algo maravilloso. Pasamos un rato magnifico los dos, nos reíamos y estábamos disfrutando el uno del otro. Pensé que quizá tuviera una oportunidad, pensé que quizá podría funcionar. Pero cuando íbamos en el ascensor me di cuenta de que tú habías bebido demasiado y que aunque quisieras no podría forzarte, pero la forma en que me abrazabas ¿Sabes cuantas veces he soñado que me abrazabas así?

Jimena tenía que contenerse para que no se le saltaran las lágrimas ¿Era cierto lo que Nacho le estaba contando? ¿Realmente él la quería? ¿Sentía lo mismo que ella?

- Sabía que aquella noche no ocurriría nada entre nosotros. He deseado tanto ese momento que no podía permitirme que fuera en una situación como aquella. Pero tú seguías abrazándome y yo no podía resistirme a dormir a tu lado. Simplemente dormir abrazados. Sólo eso.

Nacho estaba realmente emocionado. Jimena no podía creer que fuera cierto y estuvo a punto de correr a sus brazos como tantas otras veces había deseado. Pero en ese momento Nacho continuó hablando.

- Pero en ese momento tú susurraste algo a mi oído que me hizo comprender la realidad. Tú, tú no podrías amarme jamás, nunca podremos estar juntos….

- ¿Qué, Nacho? ¿Qué fue lo que te hizo cambiar de opinión? – Jimena casi suplicaba que Nacho continuase hablando, que siguiese hablando de sus sentimientos y que al fin se liberaran los dos de sus pesadas cargas y que abrieran sus corazones el uno al otro - ¿Qué fue lo que te dije?

- Sólo me dijiste: “Te quiero, Mario”.

No hay comentarios: